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esde sus primeros años de acción política, los militantes y dirigentes del Partido Socialista [en adelante PS] eran conscientes de los severos obstáculos que enfrentaban en su experiencia partidaria cotidiana para construir una alternativa política de izquierda para los trabajadores en la Argentina. Esos obstáculos fueron atribuidos por los socialistas a la hostilidad del Estado liberal, que recurrió a la represión policial de sus manifestaciones proselitistas, al fraude electoral, a la ilegalización de las protestas obreras y al no reconocimiento de sus sindicatos.
El mismo triunfo electoral de 1904 que le permitió a Alfredo Palacios ser elegido diputado socialista por el barrio obrero de la Boca y lograr promulgar una mínima legislación laboral, no ocultaba a los dirigentes partidarios los límites férreos que a su acción política le imprimían los mecanismos fraudulentos y represivos del régimen político vigente. Pero también al interior del partido surgieron voces que plantearon los inconvenientes que enfrentaban para su avance político, señalando como sus causas el carácter incipiente del movimiento obrero en el país, su diversidad étnico-cultural y las disputas ideológicas en su seno, que se expresaron en la emergencia de corrientes gremiales e ideológicas profundamente diferentes como fueron el anarquismo, el sindicalismo y el mismo socialismo. Sus propias querellas políticas generaron fuertes enfrentamientos entre ellos y en reiteradas ocasiones fueron motivo para la represión gubernamental.